×
Navegantes infinitos: del cielo al papel
Desde los orígenes de la humanidad, el cielo ha despertado curiosidad en los seres humanos. Se sabe que los griegos fueron de los primeros en conformar la disciplina que trata de explicar el firmamento[1]. Los filósofos presocráticos creían que la Tierra estaba conformada por cuatro elementos: Tierra, Aire, Fuego y Agua. Sin embargo, más allá de la Tierra, el éter o quinto elemento, estaba constituido por los puntos de luz en el cielo[2]. Observaron que algunos objetos se movían de manera distinta al resto de las estrellas y los llamaron “errantes” o planetas.
De entre los primeros astrónomos reconocidos, Claudio Ptolomeo (90-168), quien trabajó en Alejandría –en el norte de África- en el siglo II d.C, logró predecir las posiciones de los planetas por medio de un modelo matemático. Localizó a la Tierra en el centro del Universo; la Luna y los planetas giraban a su alrededor en círculos anidados que se hacían grandes con la distancia a la Tierra. La idea de epiciclos de Ptolomeo, de que los planetas se mueven en círculos pequeños, que a su vez se mueven en círculos más grandes, influenció la ciencia occidental por más de mil años[3].
En 1500, Nicolás Copérnico (1473-1543), simplificó el esquema de Ptolomeo al ubicar al Sol en el centro del Universo. Copérnico continuó con la teoría de los epiciclos de Ptolomeo y añadió algunos más; su libro De revolutionibus orbium Celestium siguió la estructura del modelo matemático antes propuesto pero de una forma más simplificada. El esquema de Copérnico permitió calcular las velocidades a las que los planetas giran alrededor del Sol y contribuyó al orden de los planetas como lo conocemos ahora: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno; obteniendo las distancias relativas correctas[4].
Galileo Galilei (1564-1642) escuchó sobre un invento holandés que podía hacer que los objetos distantes parecieran estar más cerca. Investigó sobre las características de estas lentes y en 1609 construyó las suyas. Presentó su prototipo a los nobles venecianos como estrategia militar y comercial, pues permitía ver incluso los barcos más lejanos sobre el mar. Su invento tuvo gran éxito. Una noche decidió apuntarlo hacia las estrellas, y no obstante que el campo de visión era muy estrecho, logró visualizar parte de la luna y encontró montañas y cráteres; miró la Vía Láctea y encontró que estaba formada por muchas estrellas.
Descubrió también las lunas de Júpiter, entre otros objetos celestes. Fue así como inició la era “telescópica” de la astronomía[5].
Hoy en día, se cuenta con instrumentos tan sofisticados que nos permiten ver más allá de nuestra galaxia. Nuestro país ha tenido un papel destacado en la exploración moderna del cosmos, iniciando con el establecimiento del Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla en 1942, y continuando en épocas recientes con la construcción del Gran Telescopio Milimétrico. Las investigaciones astronómicas no solo miran al futuro, sino también al pasado para descubrir los avances que tuvieron las distintas culturas en el campo de la astronomía, inclusive las culturas prehispánicas en lo que hoy es México.
En esta exposición, es posible observar el desarrollo histórico de la astronomía a través de la trayectoria bibliográfica del estudio de las estrellas y los fenómenos astronómicos que resguarda la Biblioteca Franciscana, desde las primeras traducciones medievales de los textos griegos, hasta la propuesta del sistema planetario de Copérnico; desde los primeros planisferios celestes, hasta los primeros bosquejos de nebulosas y manchas de venus observadas a través de los primeros telescopios. Así como la evolución de los instrumentos utilizados para el estudio de los cuerpos celestes. Además, se incluyen obras de literatura, revistas científicas y boletines del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, que recuentan la historia reciente de la astronomía en la región de Cholula. Esperamos que sea de su agrado.
[1] Pasachoff Jay, Magda Stavinschi, Mary Kay Hemenway, “Historia de la astronomía” en Ros, Rosa M y Beatriz García, 14 pasos hacia el Universo, Red para la educación astronómica en la escuela NASE, Unión Astronómica Internacional UIA, 2° edición, 2015. Disponible en: http://sac.csic.es/astrosecundaria/es/cursos/formato/materiales/libro/libro_14_pasos_final.pdf
[2] Ibíd.
[3] Ibíd.
[4] Ibíd.
[5] Ibíd.