Casiodoro de Reina y la "Biblia del Oso"
¿Quién fue Casiodoro de Reina?
Una relación del Auto de fe de Sevilla de 1562, en el que se quemó su efigie, lo supone: "natural de Montemolín, condenado, relajada su estatua por hereje luterano dogmatizador".
Como se ha visto antes, los vientos luteranos recorrieron los campos de Europa y llegaron a la España de Carlos V, a un monasterio en las cercanías de Sevilla: el de los monjes jerónimos de san Isidoro del Campo. Ellos tenían el sello de su profunda devoción por las Escrituras, su lectura y estudio eran su eje, más el llamamiento a la humildad. Los tres monjes convertidos primero fueron: Casiodoro, Antonio del Corro y el prior García Arias, quienes encontraron a Cristo en la predicación de los canónigos venidos del ámbito de Alcalá de Henares.
La conversión de una mayoría de los monjes al protestantismo había provocado cambios significativos en la vida cotidiana del convento, en el culto, en la liturgia, en el estudio, en las costumbres, en el lenguaje.
En la primavera de 1557, junto a la evidencia de la necesidad imperativa de la huida, si querían salvar sus vidas, había crecido el deseo de no callar más, de no fingir más, de no disimular más. Casiodoro inició su escape de las garras de la Inquisición, desde entonces hasta el final de sus días.
Conocedor de las lenguas bíblicas, además de latín, alemán, francés e inglés, se dedicó a pastorear exiliados españoles, italianos y franceses.
Gordon Kinder (1927-1997) siguió los pasos de Casiodoro de Reina para reconstruir la vida del egregio traductor, investigando exhaustiva y diligentemente archivos diseminados por Europa.
Parte de su base bibliográfica son los trabajos del inglés Benjamin Barron Wiffen y el español Luis de Usoz y Río, quienes durante los años medios del siglo XIX rescataron de la oscuridad o el olvido las obras y biografías de los reformadores españoles. Las investigaciones de estos dos caballeros cuáqueros produjeron veinte volúmenes de una serie conocida como Reformadores Antiguos Españoles, publicada entre 1848 y 1862.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras
Referencia: SK873
Casiodoro de Reina: un irenista
Del griego Irene que significa paz, en un tiempo de definición de ortodoxias, de ansiedades dogmáticas por delimitar claramente identidades confesionales frente a los oponentes en pugna, Casiodoro se alineó con todos aquellos que en nombre la paz y la concordia defendían que las certezas dogmáticas que se podían desprender del texto bíblico eran en realidad pocas, mientras que el campo de lo interpretativo era extenso y los criterios que debían regir eran el amor cristiano y la paz, aparejado con el Sermón del Monte del Evangelio de Mateo como estándar de conducta moral.
Es el tiempo de la gran crisis religiosa europea. El tiempo de los sueños de una Europa cristiana bajo el cetro del emperador Carlos V y una visión erasmiana, con el Papa sometido y la iglesia católica reformada… y el tiempo del desencanto, de la consagración de la división de los cristianos tras el Concilio de Trento, el tiempo de las guerras político-religiosas.
Esta reivindicación de la tolerancia parecía no tener cabida en aquella Europa en la que la Inquisición española demostraba año con año su eficacia y la Inquisición romana se había refundado en 1542, mientras en el campo protestante Lutero le había gritado a Erasmo que el Espíritu Santo no era escéptico, y Calvino había firmado la condena a muerte de Miguel Servet.
De autor anónimo, pero muy probablemente escrita por Casiodoro de Reina, la obra describe vívidamente con varios ejemplos los procesos de la Santa Inquisición Española, desde el momento de la denuncia del reo hasta que se celebraba el Auto de Fe. Se añaden "elogios de algunos piadosos mártires de Cristo, que, por sufrir la muerte en un suplicio, con cristiana constancia, por la profesión de su fe, se vieron infamados…" Los casos se refieren a protestantes andaluces.
Es el primer libro escrito sobre el Santo Oficio, por alguien que escapó de la cárcel en el Castillo de san Jorge, en Triana.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencia: SK781
En la serie de 17 libros clásicos que publicó la Universidad Nacional de México -en tiempos del filósofo mexicano José Vasconcelos como Secretario de Educación- se incluyeron los evangelios: Mateo en la versión de Juan de Valdés y Marcos, Lucas y Juan en la traducción de Casiodoro de Reina.
Una de las pocas ocasiones en que se reconoce el valor universal de la Biblia como fundamento de cultura, además de su valor espiritual, y en que las instituciones culturales del país no discriminaban obras so pretexto de un mal entendido laicismo.
José Vasconcelos fue rector de la Universidad Nacional en los años veinte, cuando había un alto índice de analfabetismo; por su iniciativa se creó la Secretaria de la Educación Publica con el fin de solucionar el problema educativo nacional. Amigo de otra gran amante de la Biblia, la poetisa Gabriela Mistral y de otro filósofo cristiano mexicano, Antonio Caso.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras
Referencia: SE390
Retrato de José Vasconcelos
"El maestro de la juventud de América" (1882-1959)
Tomada del Archivo General de la Nación
¿Por qué "Biblia del Oso"?
Se llama así por el grabado xilográfico de la portada, que perteneció al impresor Samuel Biener (Apiarius), y que se usó para que la Inquisición no supiera lugar, fecha, impresor ni autor del trabajo. Sin embargo, hubo una feliz coincidencia entre el dibujo y el contexto religioso de la época.
El nombre de Casiodoro estaba incluido en el Índice de Libros Prohibidos como "autor de primera clase, dogmatizador, hereje máximo" del que había que huir como de la peste; por ello en la portada de su traducción no aparecerá publicado su nombre.
La miel representa la Palabra divina que es más dulce al paladar, como dice el Salmo; el oso es el creyente que busca y saborea la miel; las 12 abejas son los traductores, el árbol truncado es la España bajo la destrucción que hace la Contrarreforma (el mazo), las arañas y los pájaros, aquellos que se oponen a la traducción; y el libro abierto al pie del árbol es la traducción bíblica que se volvía accesible al pueblo y que a pesar de las persecuciones no puede ser destruida. La Biblia contrasta con la yerba efímera sobre la que está colocada, y así se vincula con la frase en hebreo y castellano proveniente del libro del profeta Isaías: "Dabar Eloheinu yaqom leolam" que significa "La palabra del Dios nuestro permanece para siempre".
Tras 12 años de trabajo, entre pobrezas, traiciones, enfermedades, huídas constantes y pérdida de dinero con el primer impresor, por fin el 26 de septiembre de 1569, en Basilea, en la imprenta de Thomas Guarín, veía la luz por primera vez el texto completo de la Biblia en castellano.
Las fuentes de esta traducción, además de la Vulgata Latina, fueron:
Para el Antiguo Testamento:
1. La Biblia de Sanctes Pagnino,
2. La Biblia de Ferrara
3. El texto masorético de la Biblia
4. La Biblia latina de Castellio, de donde tomó el término"Jehová", en lugar de "Señor".
Para el Nuevo Testamento:
1. El Nuevo Testamento griego de Erasmo de Rotterdam
2. La Biblia de Sanctes Pagnino
3. El Nuevo Testamento de Francisco de Enzinas
4. El Nuevo Testamento de Juan Pérez de Pineda
Colección: Biblioteca Histórica José María Lafragua
Procedencia: Colegio del Espiritu Santo, Puebla
Wile Baerens, antiguo poseedor.
Referencia: 22681
Después de la "Biblia del Oso"
La Revisión de Cipriano de Valera
Uno de los 12 frailes fugitivos del monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo en Sevilla, que se adhirió a la confesión de fe calvinista, decidió a finales del siglo XVI comenzar una revisión de la traducción hecha por su compañero Casiodoro de Reina, su nombre fue Cipriano de Valera, quien concluyó su trabajo en 1602 llegando a ser el primer revisor de la Biblia del Oso.
Pese a que Casiodoro de Reina no es citado como traductor de esta revisión (probablemente porque su nombre se encontraba en el índice de libros prohibidos por la Inquisición), los estudiosos señalan que el trabajo de Valera no cambia la traducción de Casiodoro más que en un 6%. Valera realizó correcciones en palabras y frases teniendo presentes los originales hebreos y griegos, actualizó ortografía y cambió los nombres propios usados por Reina desde la Vulgata y la Septuaginta, por nombres existentes en el texto masorético.
El título original de dicha revisión fue La Biblia que es, los sacros libros del Viejo y Nuevo Testamento, segunda edición. Se publicó en Ámsterdam, Países Bajos y llegó a ser conocida como la Biblia del Cántaro debido a la ilustración que tiene en su portada: un hombre que está plantando un árbol, mientras otro hombre lo riega con agua que sale de un cántaro. Según algunos expertos la ilustración aludiría a la primera carta a los corintios que en su capítulo 3 verso 6 expresa: "Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios".
A partir de la Biblia del Cántaro se han realizado diversas revisiones a lo largo de los años y llegó a ser la versión de la Biblia en castellano más usada desde mediados del siglo XIX por los cristianos no católicos que leen la lengua de Quevedo, de Gabriela Mistral y de Amado Nervo.
Cipriano de Valera, monje que había huido también del monasterio de San Isidoro, fue el revisor de la Biblia del Oso tras la muerte de Casiodoro. Su trabajo se publicó en 1602.
Valera explicó que únicamente cotejó la traducción e hizo pequeñas correcciones. Agrupó los libros deuterocanónicos, colocándolos entre el Antiguo y el Nuevo Testamentos. A este trabajo también se le conoce como la "Biblia del Cántaro" por el grabado que tiene en la portada y que representa a un hombre virtiendo agua sobre una planta , la ilustración aludiría a la primera carta a los corintios (capítulo 3 verso 6) expresa: "Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios"; aplicando las palabras del apóstol Pablo: "Uno sembró [Casiodoro de Reina] y otro regó [Cipriano de Valera], pero Dios da el crecimiento".
Tras esta primera revisión, la Biblia en versión castellana sería conocida indebidamente como Reina-Valera, y siguieron innumerables revisiones hasta la fecha en aras de actualizar el lenguaje y a la luz de manuscritos recién descubiertos.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencia: 1791
Alfaguara, editorial española de la compañía Penguin Random House, ha publicado recientemente la Biblia del Oso en cuatro tomos con grafía actualizada, pero respetando la esencia de la traducción como fue en 1569.
Hecho significativo en tanto que ve la luz por una editorial de corte secular pues , prohibida por muchos años en España, esta Biblia se volvió a utilizar exclusivamente en ámbitos protestantes en Hispanoamérica .
Los libros históricos que incluye este volumen son: Josué, Jueces, Ruht, 1º y 2º Samuel, 1 y 2º Reyes, 1º y 2º Crónicas, Esdras, Nehemías, Tobías, Judith, Esther, 1º y 2º Macabeos.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras
Referencia: SE3008
La portada de esta obra declara como traductor a Cipriano de Valera y no menciona a Casiodoro de Reina. Como hemos dicho, esto se debe a que el traductor, de Reina, no puso su nombre en el trabajo original debido a que ya aparecía en el Índice de Libros Prohibidos y no quería obstaculizar la circulación de su Biblia en España; así que durante mucho tiempo se pensó que el trabajo perteneció en su totalidad a Cipriano de Valera, quien había publicado la primera revisión sólo con su nombre.
Impreso por Spottiswoode y Compañía, New Street Square, este Nuevo Testamento de la segunda mitad del siglo XIX, representa la condición de la revisión que Cipriano de Valera realizó en 1602, aunque con actualizaciones ortográficas.
En 1831, la Sociedad Bíblica de Glasgow publicó la revisión del Nuevo Testamento de Valera, con cambios en la ortografía y quitando los resúmenes antes de cada capítulo, pero sin cambios textuales. Esta parece ser la reimpresión en 1865 (que no es igual a la revisión que se hizo de la Biblia completa en el mismo año por Pratt y Mora).
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras
Referencia: Donación 355
Filatelia es la afición por coleccionar y estudiar los sellos o timbres postales.
Este ejemplar contiene imágenes de los sellos postales que se han inspirado en las escenas bíblicas o en la historia de Israel.
La Biblia del Oso ha sido motivo de inspiración para timbres postales: por ejemplo, celebrando sus 400 años, se emitió una edición en Chile.
A petición de Maná, Museo de las Sagradas Escrituras, el Servicio Postal Mexicano emitió el timbre conmemorativo por los 450 años, a partir del 18 de enero de 2019. Poco después España también emitió una estampilla conmemorativa de la traducción de Casiodoro de Reina.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras
Referencia: SE2939
Colección: Familia Salomón Salazar
Respuesta a la "Biblia del Oso"
Fue traducida de la Biblia Vulgata latina al español por el jesuita Miguel Petisco; conforme a los cánones del Concilio de Trento que ordenaban se vistiera del texto latino y con el aval de un obispo, en este caso Don Félix Torres Amat.
La edición debía acompañarse de las notas de los Santos Padres para que el lector no interpretara de manera independiente al pensamiento de la iglesia.
Dentro del texto bíblico se añaden por el traductor en letra itálica las palabras necesarias para dar sentido en español, aunque no aparezcan en el texto origen
El nombre de Dios aparece como "Señor", según la tradición latina y de la Biblia judía vertida al griego conocida como LXX (Septuaginta).
Sigue la tradición católica de su época de leer el nombre de Dios en hebreo como Jehováh, pero solo aparece en las paráfrasis en las notas y en los párrafos que presentan un resumen al principio de cada capítulo. El nombre Jehovah aparece cerca de 20 veces y el nombre Adonai (Señor) cinco veces.
Los grabados son del francés Gustavo Doré, famoso por ilustrar magistralmente muchas de las obras clásicas más importantes de su época, entre ellas la Biblia, el Quijote y la Divina Comedia.
Colección: Familia Salomón Salazar
Permitidas las traducciones para el pueblo desde 1757, España tardó sin embargo 35 años en ver la primera traducción. Se debió al trabajo que realizó Felipe Scio de San Miguel en 1792 (más de 200 años después de la Biblia del Oso). El rey Carlos III encomendó la tarea a dicho sacerdote y la autorizó el inquisidor general Felipe Bertrán.
La traducción siguió un criterio estrictamente literal frente a las versiones de tipo parafrásico, tomando como ejemplos a Casiodoro de Reina y a Fray Luis de León. El texto base fue la Vulgata, pero consult ó las versiones modernas francesas, la italiana de Martín y varias españolas, a saber: las contenidas en los manuscritos de El Escorial, la de Ferrara, la Biblia del Oso y la de Cipriano de Valera, además de consultar el texto bíblico hebreo y griego y algunas versiones griegas de la Biblia hebrea. Se trata de una traducción ajustada a la Vulgata latina, aspecto que se acentuará en la segunda edición, con un lenguaje a veces duro, pero en conjunto legible y aceptable.
Colección: Biblioteca Histórica José María Lafragua
Procedencia: Lic. Rafael Isunza
Colegio del Estado de Puebla
Referencia: 24278
Primera Biblia traducida e impresa en América. Mariano Galván Rivera, importante impresor mexicano, contrató a varios sacerdotes para realizar la tarea así como al destacado hombre de letras, médico y político conservador Manuel Carpio y el mismo director de su imprenta Mariano Arévalo. Publicada con texto paralelo español-latín, en 25 tomos tamaño cuarto, con un atlas en tamaño folio y una armonía de los Evangelios en octavo; sin contar con licencia eclesíastica , por cierto.
Esta traducción se basó en la cuarta edición de una Biblia en francés de 1820, signada por ideas jansenistas (grupo al que perteneció Blas Pascal, opuestos a los jesuitas) iniciada por Louis-Isaac Lemaistre (o Lemaître), maestro de Sacy. Sacerdote de Port-Royal, fue un teólogo, biblista y humanista francés que ha pasado a la posteridad por su traducción de las Sagradas Escrituras al francés, conocida como Biblia de Port-Royal.
Colección: Biblioteca Histórica José María Lafragua
Referencia: 1698
Se le conoce como Biblia "Nácar-Colunga" en honor a los traductores.
La encíclica Divino Afflante Spiritus, promulgada por el papa Pío XII, permitía por vez primera a los traductores católicos verter las Escrituras a las lenguas vernáculas desde sus idiomas originales: hebreo y griego, junto al reconocimiento de la necesidad de las ciencias de crítica bíblica.
Fue esta Biblia la primera traducción católica basada en los idiomas originales en 1944, tras 410 años de que Lutero publicara ya su Biblia desde las lenguas hebrea y griega.
Colección: Familia Salomón Salazar
Revisiones a la Reina-Valera
Entre las revisiones hechas a solicitud de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera en el siglo XX, destacó la de 1909 por su amplio uso en las liturgias del cristianismo protestante. Esta revisión tuvo como propósito actualizar voces arcaicas que oscurecían y dificultaban el sentido del texto. Puesto que preservó el clasicismo literario fue una revisión muy valorada por literatos de la altura de Carlos Monsiváis.
Colección de Cristian Gómez Macías
Para el año 1946, la Sociedad Bíblica Americana y la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera estaban informando que se estaban recibiendo numerosas sugerencias en lo que se refiere a la necesidad de una revisión nueva de la Biblia de Casiodoro de Reina, pues aunque había experimentado muchas revisiones menores, retenía mucho de la gramática y las expresiones de 1569.
La revisión de 1960 recibió duras críticas en su momento; pero muchos pasajes "problemáticos" se pueden vindicar al consultar revisiones anteriores, léxicos, comentarios, los manuscritos Itala antigua y Peshitta, o biblias basadas en el Textus Receptus en otros idiomas como el Diodati en italiano, el Ostervald en francés, la Biblia alemana de Lutero, y la traducción portuguesa hecha por la Sociedad Bíblica Trinitaria.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencia: SE608
Traducciones a lenguas indígenas
Desde la llegada de los 12 doce frailes franciscanos a tierras novohispanas se comenzaron a realizar traducciones de porciones de la Biblia a las lenguas amerindias que circularon con libertad para la evangelización de los nativos hasta mediados del siglo XVI, época en la que también las tierras americanas, como parte del imperio español, sufrieron la prohibición de la traducción de la Biblia a lengua vulgar.
No es sino hasta el siglo XX, con la llegada a México de un misionero llamado Cameron Townsend, quien logró gran amistad con el presidente Cárdenas y fundó el Instituto Lingüístico de Verano, que se reinició el trabajo de traducción a lenguas autóctonas por parte de lingüistas profesionales. Para dicha labor, la obra monumental de Casiodoro de Reina, que ha perdurado siglos, se ha convertido en un pilar central al constituirse en base de traducciones a un elevado número de lenguas indígenas.
La traductología y las investigaciones lingüísticas y filológicas han avanzado, hoy la mayor parte de traducciones a lenguas autóctonas es hecha por un equipo la traducción bilingüe (que habla el español y la lengua autóctona) por lo que la traducción de Casiorodo sigue siendo una obra fundamental de consulta por su fidelidad textual. Hay nuevas y múltiples traducciones de la Biblia al español, pero la de Casiodoro ha sido inmejorable en la belleza del español y con ello también se constituye en fuente inspiración para las traducciones a lenguas autóctonas, pues a pesar de que el vocabulario y la gramática de las lenguas amerindias son muy distintos a los del griego y del español, poseen diversas formas gramaticales y retóricas que pueden expresar el significado del griego original para beneficio de sus hablantes.
Hay pocas Biblias completas en idiomas indígenas mexicanos como la Biblia en maya, la Biblia tzotzil de Chenaló, la Biblia tzeltal de Oxchuc, náhuatl; todos los demás son solamente Nuevos Testamentos; alrededor de 120, puesto que es un proceso que implica muchísimos años.
El Instituto Nacional Indigenista informa que México tiene 11 familias lingüísticas, de las que derivan 68 agrupaciones lingüísticas, que con sus variantes dialectales suman 364 variantes de las lenguas.
La variante de Triqui en la que se editó este Nuevo Testamento se habla en México en la zona de Chicahuaxtla, en los estados de Guerrero, Oaxaca y Estado de México. Aparte del texto bíblico, contiene mapas que ayudan al lector a ubicar la geografía bíblica.
Buena parte del siglo XX, la Biblia de Casiodoro de Reina sirvió como base para realizar o cotejar las traducciones lenguas indígenas en todo el continente. En el caso de iglesias evangélicas indígenas, en que algunos de los miembros son bilingües que estaban acostumbrados a la versión de Casiodoro, era un problema la aceptación de la traducción que se ofrecía en su propio idioma, porque consideraban que si no se parecía a la Reina-Valera, entonces era una mala traducción que desvirtuaba el mensaje.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencia:SE1352
Las lenguas indígenas no se escriben; así que para enriquecer una cultura autóctona en el encuentro de su peculiaridad étnica y la cultura universal a través de la Biblia, era necesario crear un alfabeto.
Así los lingüistas se insertaban en una comunidad e invertían de 30 a 40 años para aprender la lengua, crear un alfabeto, traducir la Biblia y enseñar a leer.
El tzeltal o tseltal es una lengua maya hablada en Chiapas por cerca de 461,236 personas (INEGI-2010).
Esta es la variante de Bachajón, un pueblo que se encuentra en la selva chiapaneca.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencia:SE1392
Traducido en 1979, era el trabajo número 48 que hasta entonces habían logrado lingüistas del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), publicado por la Liga Bíblica Mundial del Hogar, hoy llamada La Liga Bíblica.
El código de la etnia en la clasificación mundial es azz, llamado Mejicano, Mejicano de Zacapoaxtla, Mexicano, Náhuat de la Sierra de Puebla. Y es una de las muchas variantes del náhuatl, en esta caso hablada por 15 mil personas.
Este ejemplar contiene el texto en náhuatl y en español. El trabajo del ILV incluye elaboración de gramáticas, diccionarios, cuentos, medicina, cartillas en la lengua náhuatl
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencias: 3675
La Biblia en diversos formatos
Con el desarrollo tecnológico de los siglos XX y XXI, diversos soportes se insertan en la historia de la transmisión del texto bíblico, permitiendo que distintas poblaciones cuenten con un medio gratuito para leer y escuchar la Biblia en sus lenguas vernáculas; desde los llamados casetes y discos de 3/2, hasta programas para celulares y dispositivos que almacenan digitalmente y comparten mediante vínculos inalámbricos a redes informáticas los textos bíblicos traducidos a más de 160 lenguas nacionales de México, con sus más de 300 variantes, a la lengua de señas y al braille.
Las traducciones a lenguas de señas y braille son obras que toman como base la versión de Casiodoro de Reina que, a pesar de las diversas traducciones al español hoy existentes, prevalece como versión clásica.
La Biblia se ha presentado en diferentes soportes, no sólo en papel y tinta.
En este caso, su lectura dramatizada fue capturada en cintas magnetofónicas por el ministerio evangélico La fe viene por el oír, que comenzó como una pequeña biblioteca de cintas de casette en 1972. En la actualidad llega a más de 100 millones de personas en todo el mundo gracias a las aplicaciones bíblicas que la distribuyen de forma gratuita en más de 700 idiomas.
A finales del siglo XX cambió de la clásica cinta al CD y a un original dispositivo digital que funciona con energía solar, conocido como "el Proclamador". Lanzó su Plataforma Digital Biblia.is, donde se puede acceder gratis a las grabaciones de audio de la Biblia a través de streaming, podcasts y aplicaciones para dispositivos móviles.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencia: CSIB-11
En el siglo XIX, Louis Braille inventó un alfabeto de seis puntos en relieve para la lectura y escritura destinada a personas ciegas. Es un sistema de numeración binario que antecedió a la informática.
Pronto fue un sistema empleado para difundir los textos bíblicos a un público específico. Una Biblia completa en braille consta de 35 tomos, y es un ejemplo de cómo los distintos soportes de la Escritura Sagrada permiten a grupos discapacitados acceder al texto y conocer directamente su contenido.
El presente tomo contiene la epístola de Pablo a los Tesalonicenses en la versión Reina-Valera, revisión 1960.
En este sistema existen versiones como la de Casiodoro, pero también la Biblia Dios Habla Hoy. El sistema puede expresar los distintos idiomas, es decir Braille en inglés, francés, español, portugués, etc.
Hay 36 millones de personas ciegas y 217 millones con deficiencia visual moderada y grave en el mundo. En México, existen 2 millones 237 mil 626 personas con deficiencias visuales y más de 415 mil 800 con ceguera, muchas de las cuales carecen de atención integral.
Colección: Maná, Museo de las Sagradas Escrituras.
Referencia: SE2808