El cielo ha sido considerado, a lo largo de la historia en la filosofía cristiana, como un espacio superior donde los buenos cristianos encontrarán un lugar de reposo eterno. En esta obra, se considera a la renuncia de los bienes mundanos junto con los padecimientos terrenales como vehículos que conducían directamente al “premio eterno” en la otra vida. Los creyentes no debían olvidar que las tribulaciones eran “momentáneas” y “ligeras”, a diferencia de la gloria que era “eterna” y “sublime” (Jiménez, 2019).
El subtítulo de la obra “Maravillas del Cielo, Vida y composición de los Astros. Disputa elegante y copiosa a que se añade una breve, y diaria historia de sucesos con observaciones contra la vanidad de la Astrología Judiciaria” considera descifrar el significado oculto de los astros. Sin embargo, eruditos como Causino, Vossius, Dieterich, Morín, Büttner, Nieremberg, Beutel, Torreblanca, Kircher, Agustín de Angelis o el mismo Lubienietzky intentaron adaptar los supuestos de la astrología judiciaria que versaba sobre los movimientos regulares de los planetas, el sol y la luna, a la astrología cometaria que consideraba los movimientos irregulares e impredecibles de los cometas (Trabulse, s.f.).
Bibliografía:
Jiménez Marce, R. (2019) “La promesa divina. La concepción del Cielo en manuales de teología de los siglos XVII y XVIII”. Dios y el hombre, vol. 3, n2, e044,. ISSN 2618-2858. Recuperado de https://doi.org/10.24215/26182858e044.
Trabulse, E. (s.f.). “Ciencia y Religión en el Siglo XVII” Ciencia y Religión. Temas varios. Recuperado de http://americaindigena.com